Carta
del viejo tamborilero
Miércoles, 25 de abril 2018
Mujer de ojos cristalinos
llenos de vida y sonrisa revitalizadora.
Quitar de mi memoria el
pasado miércoles me es imposible porque ese día escuché cantar a las flores y vi
a las palomas ulular tu nombre en los tejados camino a casa.
Nunca sentí nada tan
perfecto como estar contigo. Lo que más se asemeja fue hace tiempo, tirado en
un campo de flores recibiendo a los ángeles que el Señor por mí enviaba.
Oír tu voz, sentir tus
manos hábiles llenas de energía que fabrican preciosas manualidades, quedarme
atónito y paralizado con la curvatura de tus labios únicos y sentir finalmente
en mi interior que este tiempo de quieta soledad me estuvo guardando en un
cajón esperando (sin notarlo) que me descubras un miércoles.
Comprender que no volveré
a repetir ni un solo instante contigo y así poder valorar cada pedacito
que el tiempo me regala a tu lado.
Ahora entiendo que eres tú
con quién quiero surcar las nubes blancas, no cansarme de reír a carcajadas y me llenes de ti hasta que mis ojos se cierren para siempre.
Tuyo y mío, el amor que
por ti siento.
A.T
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